¿Qué sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?
![Imagen](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzuvlOTFaYQZGkb9b5w5gWt6wFc0WaNuCGxEWIQCFdtLnqKxiw_vkMdmbQHBHpdxV3SuKReH8rsqCYXLdprMgngO3FqEmzgDFvDvGSVWfG4dSBnR4DEb-YJ1jTxJbpQi0UXfPrLFt13PI/s320/8.jpg)
Todos lo hemos sentido. Esa sensación en el estómago que nos paraliza. Los pensamientos del “no puedo” se cruzan por tu frente y se instalan cómodamente. Impidiéndote lograr lo que te propusiste El miedo aparece sin permiso y se queda por mucho tiempo. Hasta que tú te atrevas a hacer algo al respecto. Habíamos caminado por mucho tiempo mientras ascendíamos al Iztaccíhuatl, hasta el lugar donde establecimos el campamento. Una vez instalados lo único que queríamos era dormir estábamos fatigadas y cansadas, habíamos cargado las mochilas y subido por varias horas y el frio ya se había dejado sentir, hubo una cuesta tan difícil antes de llegar al último portillo que fue un gran triunfo subir (por lo menos para mí), y la noche me pareció una noche tan larga, quizás porque entre el frio helado y lo dificultoso en algún momento para respirar, hicieron que esa sensación de miedo apareciera. Hoy una semana después del reto de haber subido me vienen a la cabeza todas las imágen...